En todas las personas que sufren Dependencia Emocional, los síntomas son muy parecidos.
Debido a este maltrato, que para empezar ya hace que desaparezca el respeto, la persona dependiente va perdiendo la Autoestima que le quedaba. Si se sentía poco importante y poco capaz, después de que su pareja le diga que no sirve para nada o que dónde va a ir, puede que esta poca autoestima desaparezca.
Cuando esto sucede aún es más difícil salir, y la ayuda terapéutica se hace bastante imprescindible.
Las Quejas: En los casos de Dependencia Emocional suele haber una NO ACEPTACIÓN del otro. Es decir, la persona dependiente quiere al otro, quiere retenerlo, pero su manera de ser le saca de quicio. No le gusta que sea tan independiente, o tan pasota, o tan egoísta, o tan poco comunicativo, o tan poco afectuoso, etc. En otras palabras: NO LE ACEPTA COMO ES. Ahí empiezan las quejas, malas caras y reproches constantes para exigirle al otro que cambie.
El otro, por su parte, no quiere cambiar. Siente que él no tiene ningún problema. Y la persona dependiente, aunque luche por aceptarlo, no puede porque eso significaría renunciar a quién es por completo.
Las rupturas: En una relación de pareja equilibrada, no hay rupturas repetidas como en los casos de Dependencia. En éstos últimos, es muy frecuente escucharles contar que han dejado la relación varias veces, pero que a los pocos días de hacerlo, no lo pueden resistir y se reconcilian. Les gusta fantasear con la idea de que su amor es tan fuerte que puede con todo, y que por ese motivo van a superar cualquier huracán.
El aislamiento y la Pérdida del YO: La persona dependiente, se va encerrando cada vez más en su dependencia. Vive por y para el otro. Hablamos de pérdida del Yo porque la persona deja de ser quien es y está totalmente focalizada en el otro, en lo que el otro quiere, desea, decide, le gusta o piensa. Personas que dejan de vestir como les gusta, que dejan de hacer las actividades o hobbies que les hace sentirse bien, que renuncian a sus propósitos de vida porque no encajan con los del otro, etc.
Ser la Prioridad: La persona dependiente siempre tiene una baja autoestima y autoconcepto de sí misma. Por eso, cuando al principio de la relación el otro se mostraba interesado, se entregó por completo y a ciegas. Con eso tenía suficiente, lo más preciado era que le hiciera sentir importante y valiosa para él.
A medida que la relación avanza, puede que la pareja no sea una persona de estar demostrando afecto constantemente, porque no le sale de manera natural, o porque en realidad sea muy frío en ese aspecto, porque no se lo han enseñado o porque nunca lo ha aprendido. Es en este punto cuando la persona dependiente necesita sus “dosis”, esas que ya no recibe. Empieza a exigirlas, puede que le explique al otro, que tiene que ser así o asá, y puede incluso que el otro le prometa que va a cambiar.
Como la prioridad de la persona dependiente es su pareja, sin ninguna duda, ésta espera y exige, que a su pareja le pase igual con ella. Pero si su pareja no tiene dependencia, querrá conservar sus amistades y personas importantes y su pequeña parcela para compartir con ellos, lo cual está muy bien y es muy recomendable. Esto también generará un conflicto entre ellos porque cada vez que el no dependiente haga planes que no incluyan al dependiente, éste último sentirá que está en el último escalón en la escala de personas importantes del otro.