Autoestima

Podemos pensar que somos inteligentes, o no muy listos, que somos generosos o que no lo somos tanto, etc., etc. Las personas que tienen una baja autoestima tendrán muchas dificultades para enfrentarse y resolver los problemas  que la vida nos plantea constantemente, así como para afrontar las responsabilidades que todos tenemos que asumir tarde o temprano, por eso es muy importante tener una autoestima sana. Esto quiere decir que puede ser tan perjudicial tener la autoestima excesivamente alta como baja. Un exceso de autoestima hará a la persona prepotente, agresiva, y poco empática.

Cómo se forma la Autoestima: La autoestima comienza a construirse en la tierna infancia y depende de las relaciones que mantengamos con las personas significativas de nuestro entorno, principalmente con nuestros padres. Los progenitores pueden ayudar a sus hijos a desarrollar una alta autoestima, o por el contrario impedir que la desarrollen adecuadamente. Es a partir de estas experiencias tempranas de aceptación y rechazo de nuestro entorno más próximo, cuando comenzamos a formarnos una idea de lo valiosos, o no, que somos.

La adolescencia es otra  fase  crítica en el desarrollo de la autoestima. El adolescente necesita formarse una identidad firme y conocer sus posibilidades como individuo. Igualmente, el joven necesita apoyo social por parte de sus iguales así como hacerse valioso para avanzar con confianza hacia el futuro. Es la época en la que la persona pasa de la dependencia de la familia, a la independencia, a confiar en sí mismo. Si los padres han sabido expresar amor a sus hijos, alentarlos en sus iniciativas individuales minimizando los errores, reconocer y premiar adecuadamente al niño, halagarlo cuando lo merecía, etc., al adolescente le será relativamente fácil superar esta etapa y alcanzar la madurez, ya que estará dotado de una autoestima adecuada.  

Por desgracia, los progenitores suelen prestar más atención a las conductas negativas de sus hijos que a las positivas, y a otorgarles más castigos que premios. Cabe destacar que los premios no tienen por qué ser necesariamente materiales, felicitar al niño y decirle lo bien que ha hecho una tarea puede ser un premio muy estimulante para nuestros hijos. Por otra parte, los padres suelen confundir los deseos de independencia del adolescente con la rebeldía, lo que conlleva la no aceptación de los intentos del joven por ser independiente. En el otro extremo, los padres pueden sobreproteger a sus hijos, impidiendo que éstos cometan errores y aprendan por ellos mismos. En este caso, el mensaje que recibe el niño o el joven es que no confían en él o que no creen que pueda hacerlo solo. Si no nos sentimos valorados, difícilmente podremos valorarnos nosotros mismos.

Causas de la baja autoestima: La ausencia de autoestima suele llevar la timidez, a la falta de iniciativa, a la anticipación del fracaso, etc., características que impiden el crecimiento personal. En el peor de los casos puede ser la causa de trastornos psicológicos tales como la depresión o los problemas psicosomáticos. 

Una persona con baja autoestima suele pensar de forma negativa sobre sí misma, es decir la baja autoestima está basada más en creencias que en hechos reales, por lo que nunca es tarde para desarrollarla hasta los niveles adecuados, ya las creencias sí se pueden cambiar. 

Como ya hemos comentado, es durante la infancia, cuando se está formando la personalidad, cuando algunas experiencias pueden hacer que la autoestima no se desarrolle adecuadamente. Pero también en la edad adulta una persona puede vivir situaciones que afecten y dañen su autoestima. Algunas experiencias que pueden hacer creer a una persona que no es lo suficientemente valiosa son sufrir escolar, sufrir discriminación por cualquier circunstancia, creer que ha fracasado en alcanzar las expectativas que sus progenitores habían depositado en él, etc. El tener experiencias de este tipo, puede hacer que la persona se forme una opinión negativa sobre sus capacidades, su valor como ser humano o su inteligencia.

Consecuencias de la baja autoestima: Una persona con la autoestima baja puede ser tímida y poco activa, ya que lo que pretende la mayoría de las veces es pasar desapercibida por miedo a lo que piensen de ella, también puede caer en la dependencia emocional y sufrir maltrato psicológico o físico, porque cree que no merece ser tratada con respeto o no merece ser querida. La persona con baja autoestima verá afectada todas las áreas de su vida, es decir, sus relaciones laborales, familiares, sentimentales, y sociales.

En mi práctica clínica como Psicóloga veo casi diariamente a personas que no han podido desarrollar su autoestima adecuadamente.